Carlina (carlina acanthifolia, carlina acaulis)
Felipe Gomez
El cardo de puerto o la carlina es una planta cuya flor tiene forma de pequeño disco solar que decora los prados de montaña desde julio cuando florece hasta el otoño cuando las flores son desprendidas por el viento.
Se cría en los pastos de la cordillera pirenaica, así en las montañas de gran parte de Europa, especialmente en praderas secas y taludes rocosos, desde los 1000 a los 2000 metros. La planta completa su ciclo al segundo año de vida produciendo un majestuoso conjunto floral formado por un disco amarillo pajizo rodeado de un luminoso conjunto de lengüetas estrechas y doradas. La aconthifolia carece de tallo y los radios de su inflorescencia son amarillos por contra la acaulis la tiene sostenida por un tallo de al menos 10 cm.
Las hojas están muy recortadas, pinchan y por debajo presentan un terciopelo blanco. Se trata de una planta emparentada con la alcachofa y de esta forma el platillo donde se asientan las flores cuando esta tierno se puede comer.
Esta planta esta llena de curiosidades. Para empezar su nombre proviene de la leyenda que cuenta que unos ángeles se la mostraron a Carlo Magno y le enseñaron como emplearla contra la peste pudiendo de esta forma salvar a sus tropas cuando se encontraban en los Pirineos.
Cuenta además con un uso mágico-preventivo al ponerse delante de las puertas y ventanas de las casas y cuadras sin bendecir para proteger durante todo el año contra los rayos, malos espíritus y enfermedades así como para ahuyentar a las brujas. En la mitología vasca se la conoce como la flor del Sol, Eguzkilore, luz protectora de la oscuridad.
En otros lugares se usa también para observar los cambios metereológicos ya que esta planta reacciona ante un ambiente muy húmedo plegando sobre el disco central las lengüetas que se hacen flexibles y cuando el ambiente se torna seco se estiran volviendo a su rigidez.
Se le atribuyen además virtudes estomacales y colagogas, purgantes estomacales. Se asegura que cuantos resistieron aquella virulenta epidemia de 1918 conocida como gripe española fuera de aquí y como la cucaracha en España, les sirvió para recuperar el apetito y la normalidad de sus funciones digestivas tomando de 3 a 5 gr diarios de extracto de carlina.
También se conocen la efectividad contra fiebres intermitentes según se documenta del uso que dio el párroco de Toledo de Lanata en el Sobrarbe. Este cocía en vino la raíz de carlina y daba el medicamento así se presentaban los escalofríos de la fiebre. El éxito que logro con este remedio le hizo famoso en la comarca.
Por último comentar que se recolecta la raíz en el otoño antes de que lleguen las nieves momento en el cual todos los jugos se han ido recogiendo en la misma.
Bibliografía
Pío Font Quer. Plantas medicinales. El Dioscórides renovado. Ediciones Península 1999.
Francisco Javier Barbadillo Salgado. Flores del Pirineo. Editorial Pirineo. 1998.
Luis Villar Perez et álii. Plantas medicinales del Pirineo Aragonés y demás tierras oscenses. Diputación Provincial de Huesca / Instituto Pirenaico de Ecología, 1992.