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Filtering by Category: literatura de viajes

Viajes de papel. Los Búhos de los hielos del este de Jonathan C.Slaght

Felipe Gomez

El biólogo y conservacionista estadunidense Jonathan C. Slaght nos presenta una apasionante expedición secuenciada en varios años de estudio sobre el búho manchú o también conocido como el búho pescador de Blakiston. Producto de su tesis doctoral este entretenido ensayo nos lleva, un siglo después, a los territorios que Vladimir Arséniev presentó por primera vez al mundo en sus relatos, de los que Dersu Uzala fue el más famoso de todos. El entorno natural que el explorador ruso conoció ha cambiado; la caza y la pesca furtivas, la minería y sobre todo las explotaciones forestales han transformado un paisaje que aun siendo salvaje ya se presenta como un entorno controlado, donde el mundo moderno lucha, a través de las pistas forestales, con la Naturaleza por imponer sus normas. Tanto es así que la fauna salvaje se ve cada vez más arrinconada con la pérdida de su hábitat dentro de este vasto territorio. El Tigre de Amur siempre ha sido el principal protagonista de las políticas conservacionistas de Primorie, la remota región del oriente ruso enclavada en las boscosas fronteras con China y Corea del norte. Sin embargo Jonathan trabaja en la conservación de un animal maravilloso; un ave nocturna, la más grande de todas con una envergadura de hasta dos metros, que vive pescando en las orillas de los ríos salvajes de estas frías latitudes.

Portada del libro editado por Siruela em 2022

Con solo una población destacable en Japón, el proyecto de Slaght parte de cero, se conoce poco sobre este animal y hay que empezar por localizar los ejemplares existentes en el área de trabajo que se demarcan, las costas al norte de Vladivostok. El trabajo de campo se empieza en invierno y de noche, la mejor forma de localizar al búho manchú es escuchar el canto que las parejas mantienen para comunicarse en la oscuridad de los ríos helados que habitan. Poco a poco los van localizando, descubren que necesitan tramos de ríos sin helar para poder pescar o que solo anidan en viejos y enormes ejemplares de árboles muertos. En torno a ellos está la aventura de la cría y la supervivencia de esta fascinante especie.

Una vez localizados los ejemplares hay que capturarlos, instalarles receptores GPS y comenzar a analizar los datos para conocer mejor sus costumbres, sus zonas predilectas de pesca y de cría, con el objetivo de delimitar bien sus hábitats para poder realizar unas políticas conservacionistas más acertadas.

Foto Mario Nonaka en National Geographic. Un búho manchú de la subespecie Bubo blakistoni blakistoni vuela cerca de Rausu, Japón.

El relato del proceso científico está salpicado de aventuras propias del entorno en el que se realiza. Las dificultades de moverse en estos bosques, el clima extremo y la convivencia con las gentes que pueblan Primorie. Los encuentros con algunos personajes y algunas descripciones de corte antropológico revelan de nuevo, como ya hizo Arséniev, que esta tierra es realmente el mítico y lejano oriente ruso. Un lugar de tramperos, pescadores, furtivos, forajidos y alejados del sistema que se refugian o esconden en los bosques donde el manchú canta todas las noches para que todo el mundo sepa que él también es habitante de este paisaje.

Viajes de papel. El libro de la Luna de Fatoumata Kébé

Felipe Gomez

Escrito por la astrónoma y astrofísica francesa Fatoumata Kébé El libro de la Luna, historia, mitos y leyendas es un pequeño ensayo publicado con muy buen gusto por Blackie Books en 2020. La autora nos revela su vínculo con la Luna a la que ha dedicado gran parte de su vida como académica. El relato, sin embargo, mantiene un buen equilibrio entre las explicaciones científicas que en algunos casos se nos pueden escapar, pese a los intentos que tiene la autora de llegar a todo el público, y las más literarias y accesibles.

Portada del libro editado por Blackie Books

La Luna siempre ha estado allí, marcando el paso de las noches, de las estaciones y del Calendario. Está presente en todas las mitologías y cosmovisiones de la Historia así como en la literatura y en el arte en general. Foco de atracción, de admiración, para unos deidad masculina y para otros femenina. Fatoumata escribe en forma de pequeños capítulos para abordar de forma breve muchos de los puntos de vista con los que nos podemos acercar al único satélite de la Tierra, a unos 380.000 km de nosotros. A veces se echa de menos un poco más de extensión en algunos de estos capítulos que nos van acercando al origen de la Luna, sus simbologías, los eclipses, las mareas, los calendarios o a la historia de su exploración hasta la llegada de la primera nave tripulada en 1969.

Un viaje la Luna en toda regla. Ojalá el objetivo de la autora se cumpla, por lo que cuenta en este relato que también es íntimo, solo le falta aprender a pilotar para tener todo lo que se necesita para acceder a los exigentes programas espaciales.

Viajes de papel. Los senderos del mar, un viaje a pie de María Belmonte

Felipe Gomez

Este relato, escrito por la escritora bilbaína María Belmonte, nos estaba esperando desde hace tiempo. Es una obra, un libro de viajes, que transmite de una forma muy personal el hecho de viajar a pie. Mucho de lo que sentimos al realizar un viaje caminando está aquí puesto sobre el papel; este es otro de los goces de trasladarse a pie de un lugar a otro, poder percibir los cambios atmosféricos en la propia piel. Sentir la lluvia, el viento, el rocío; oler los sutiles aromas que emanan de la tierra, ver desplazarse los jirones de la niebla entre las rocas

María emprende un viaje caminando por toda la costa vasca y nos trae de vuelta un relato maravilloso para acompañarla, dan ganas de emprender el viaje, es una motivación para coger la mochila, eso que consiguen solo los buenos relatos de viaje. Es un sendero interior para ella ya que se enfrenta a los paisajes que la vieron crecer y vivir, es un camino a la curiosidad del viajero que camina pausadamente con los ojos abiertos. Entonces María nos lleva a la fascinante historia humana y geológica de la costa del mar cantábrico en el País Vasco. De la tierra y del mar, sobre el que la autora vuelve su mirada en el camino como una fuerza atractiva llena de misterios, tan desconocida pese a ocupar dos terceras partes del planeta.

Portada del libro editado por Acantilado

No hay ninguna pretensión mas allá de la del goce por el viaje a pie. Solo disfrutar del paisaje y del paisanaje. El relato, para acabar de estar aliñado con otro de nuestros ingredientes favoritos, esta sazonado de referencias al mundo clásico que cuenta con una mitología que mana de la naturaleza, de la naturaleza que María recorre en un viaje al que solo le podríamos poner un pero para haber sido perfecto, que no se haya caminado de una sola vez. Los senderos del mar es una invitación irresistible para acompañar a la autora en otros de sus viajes literarios donde siempre estará presente la filosofía del viaje a pie, que se sigue construyendo, ya desde Goethe a Thoreau, paso a paso. Un placer de lectura

Viajes de papel. Las montañas de la mente de Robert Macfarlane

Felipe Gomez

Este ensayo nos persigue desde hace tiempo y por fin llegó a nosotros como regalo. Se trata, como dice la segunda parte del título, de la historia de una fascinación. De una atracción, a veces fatal, que los hombres y las mujeres han sentido desde siempre por las montañas. Trata, remontándose a los primeros que se adentraron en ellas y sumergiéndose en sus mentes, de buscar una explicación a esta fuerte atracción que nos hace abandonar las comodidades, enfrentarnos a peligros y exponernos incluso a la muerte.

El ensayo, editado en 2003, busca entre los pensamientos y las emociones de los pioneros. Como ha ido cambiando la precepción que tenemos de las montañas, desde una espacio aterrador, morada de monstruos y divinidades, a un paisaje sublime por conquistar y en el que jugar.

Portada de la edición de Random House en 2020

Sin salirse del mundo anglosajón y del británico en particular -muy masculino por otra parte- Robert nos acompaña, entremezclando sus propias experiencias, en el relato de la evolución en la forma de concebir estos espacios. Desde la aproximación científica a estos lugares geológicos de hielo y frío, que son un libro abierto de la historia de la Tierra, hasta la concepción artística y puramente deportiva de las cordilleras del planeta.

No es un relato al uso de las conquistas de las mas grandes o bellas montañas, es una búsqueda en la mente de los protagonistas. Por qué han existido y existen tantos personajes como Mallory, el único en el que Robert se detiene describiendo su relación con el Everest, que lo dejan todo por un paisaje inhóspito. Mallory dejó su vida después de tres expediciones británicas al tercer polo, el Everest, la montaña mas alta del planeta. Él representa el paradigma de lo que Robert busca con este ensayo. Pero no hay respuesta fija, son muchas, lo que si está claro es que las montañas ejercen un poder de fascinación que está más allá de reto personal, del ejercicio de superación o de las empresas nacionales de conquista de nuevos territorios. Quien sabe. Es la luz, el frío, la sensación primigenia de contacto con la Naturaleza, la grandeza de un paisaje que nos lleva al origen de la Tierra, donde todo es roca y hielo. Jugar en lo desconocido, compartirlo, contarlo. Quien sabe.

Viajes de papel. En las montañas de la Sijoté-Alín de Vladímir Arséniev

Felipe Gomez

Ya sabemos que los relatos de Vladímir son sinónimo de aventura pero también son un soplo de energía. Durante la lectura de sus libros ya sea Dersú Uzalá, por el Territorio del Ussur o este, nos sumergimos en una demostración en papel de una pasión y una energía contagiosas pero difícilmente alcanzables. Arséniev es explorador, cartógrafo, botánico, antropólogo… es el protagonista perfecto de una novela de aventuras en el lejano oriente ruso. ¿Todo esto se estudiada en Escuela de Cadetes de Infantería de San Petersburgo? puede ser, pero seguro que el tesón de este personaje fue lo que le convirtió en uno de los grandes exploradores del siglo XX. Tenerlo como jefe de expedición debía provocar tanta admiración como cansancio, siempre curioso, siempre dispuesto a conocer más, a conversar, a tomar datos cartográficos, a escribir sus diarios cuando todos dormían, a preguntar, a recoger muestras...

Si hay una cosa que nos llama la atención como viajeros a pie es el detalle de que Arséniev una vez montado el campamento donde pasar la noche, a veces después de jornadas exhaustas, casi siempre buscaba una colina, un sitio en alto para admirar la noche o el paisaje, para contemplar un lugar del que se enamoró. Toda su vida estuvo vinculada a este territorio desde que lo conoció en 1900 con 28 años. Murió allí en el año 1930 después de haber recorrido y explorado grandes extensiones entre el río Ussuri, el Amur, las montañas del Sojoté-Alín y las costas del mar de Japón al norte de Vladivostok.

Portada del libro de Península

Sus libros a veces abruman en el momento de la descripción geográfica, se echan de menos ediciones con buenos mapas, pero el día a día es tan apasionante que la lectura se hace vertiginosa. Sus viajes son a través de las estaciones; en invierno se puede ir por los ríos helados en esquís o trineos tirados por perros, después de los deshielos, en primavera y verano, se pueden navegar. La costa se puede recorrer a pie o en cabotaje. Hay que sortear la Naturaleza, el frío, las tormentas, las crecidas, el hambre, el oso y el tigre.

No hay descanso. En el camino conocemos, como si de un viaje en el tiempo se tratará, a las poblaciones de estos lugares remotos de Siberia. Como se adaptan al medio manchués, gods, udegués, chinos, rusos y koreanos… cada uno con sus creencias. Con sus presagios y sus miedos que Arséniev recoge con respeto, porque él conoce el poder de la montaña, del mar y del viento, sabe que hay fuerzas que hay que venerar y que cada pueblo lo hace de una manera.

Si nos quedamos en este momento de exploración puro la obra es una maravilla, por desgracia, como el mismo Arséniev recoge en su libro, es también el momento del cambio y conocemos de primera mano que sucede cuando dos pueblos chocan y uno está buscando explotar un territorio. Por desgracia esto es una historia ya conocida y trágica. Quedémonos con que Vladímir ya en vida luchó por la conservación de unos espacios naturales que habían permanecido prácticamente inalterados desde el inicio de los tiempos.

Viajes de papel. Viajes con una burra de Robert Louis Stevenson

Felipe Gomez

Esta pequeña novela ha llegado a nosotros preparando una travesía ya que en honor de este relato de Stevenson se creó hace años, en el Parque Nacional de las Cévennes, un GR que conmemora el viaje que el autor británico realizó en 1878.

Viajes con una burra por los montes de Cévennes es una auténtica delicia en la que aparentemente no ocurre nada, solamente un viaje que para la época debería de parecer una excentricidad. Que un escritor nacido en Edimburgo viajará unos días a pie por una cadena de montañas poco conocida en el centro-sur de Francia, no parecía un plan muy de fines del XIX y si además lo hacía acompañado de una burra pues mucho menos.

Portada de la edición catalana de
TUSHITA EDICIONS

Aquí radica el interés del relato, más allá de las descripciones del paisaje, de los ricos encuentros en posadas y caminos o del relato de la historia pasada del territorio, que demuestran la maestría de Stevenson, la novela está recorrida por una dulce sensación del disfrute de caminar por caminar. Del placer del sendero en si y sobre todo de las noches al raso, donde nos caiga la oscuridad. Así algunos de los pasajes más hermosos los encontramos en un capítulo llamado una noche entre los pinos, donde descubrimos que hay un momento en la noche, una agitada hora, que quienes viven en las casas no conocen, en la que el influjo de alerta viaja por el hemisferio durmiente y todo el mundo allí fuera está de pie. Es la hora mágica de la noche.

El placer de esta lectura consiste en acompañar a Stevenson en este pequeño periplo, reírnos de sus avatares con Modestine, la burra a la que se le caen las alforjas porque no sabe como compensar el peso, a la que tiene que domar para lograr que remonte las veredas. Disfrutar de sus noches al raso, de las conversaciones con las gentes del lugar en las que demuestra una gran pericia, no preocuparnos si se pierde o si le engañan o no le quieren dar ayuda. Nos dejamos llevar y poco a poco lo que queremos es estar allí, caminando con él, o como mínimo y aunque sea siglo y medio después caminar esos paisajes. Es lo mágico de los buenos libros de viajes. Chapó

Viajes de papel. La estética del Polo Norte de Michel Onfray

Felipe Gomez

El filósofo francés Michel Onfray nos lleva hasta la tierra de los Inuit en un viaje pendiente con su padre. Un libro al que tal vez pueda ser difícil entrar pero que realmente es una pequeña joya. A nivel personal Michel presenta la relación con su padre, un trabajador del campo en Normandia, una persona dura, muy trabajadora y silenciosa que ha pasado la mayor parte de su vida al aire libre como agricultor. Michel cumple el deseo de su padre cuando este responde a la pregunta de a donde te gustaría viajar diciendo que al Polo Norte.

Entonces Onfray despliega todo su arte para describir de forma poética el duro entorno del Gran Norte. Partiendo de la geología, la realidad mineral que marca y define el paisaje de la tierra de los esquimales, va completando todas las piezas que componen el hábitat de este pueblo. El frío y el viento que marcan el clima, la luz y sus largos periodos de ausencia o presencia, así como el vasto espacio donde solo las culturas adaptadas desde tiempos lejanos pueden sobrevivir. Un pueblo que no mide el tiempo y que no tiene textos históricos porque duerme cuando es de noche o hace mal tiempo, sale a pescar o cazar cuando hay luz y hace bueno y mantiene viva su historia de forma oral, transmitiendo el saber de generación en generación.

Portada del libro editado por Gallo Negro

Una sociedad que fue quebrada por la conquista, desprovista de su lengua, evangelizada y sedentarizada de forma forzosa en unas anodinas aldeas prefabricadas. Una realidad con un duro porvenir en una tierra que habitaron desde siempre y que está siendo corrompida por las políticas extractivistas de Canadá y EEUU. Una historia que tristemente ya conocemos en otros muchos territorios. Así la nueva e impuesta sociedad, que vive de las subvenciones, está más pendiente de la TV y de la moda occidental que de volver a su pasado, porque este fue roto y aniquilado por lo que algunos llaman civilización.

El anclaje al mundo pasado que habitaba la vasta naturaleza del Polo Norte son las personas mayores, las que guardan memoria del inuit cuando este era libre, luchaba y convivía con un paisaje con una habilidad extraordinaria y protegido también por su panteón politeísta.

Para nosotros la novela se resume muy bien en el encuentro crucial entre el padre de Onfray y el guía de su viaje al Polo Norte, Pauloosie, también un anciano y respetado hombre en la comunidad Inuit. Sin poder hablar, comunicándose por ese silencio de la gente de campo, surge un entendimiento perfecto. Que harmoniza con el frío paisaje. Porque, tal vez, no todo tiene que ser dicho y así en la despedida de estos dos hombres “un simple apretón de manos, sin efusividad, sin petulancia, les sirvió seguramente, para intercambiar sus energías, para compartir su emoción”.

Viajes de papel. En Tierra de Dionisio de María Belmonte

Felipe Gomez

Volver a Grecia siempre es una delicia y si se va bien acompañado mucho mejor. Hay cientos de libros de viajes sobre este país, pero claro, no todos llegan, ni están bien escritos. María Belmonte, licenciada en Historia y doctora en Antropología nos presenta en este relato su geopoética personal del lugar. Ya nos dice mucho con este término, vamos a acompañarla por el norte de Grecia disfrutando de sus ensoñaciones, de sus recuerdos y de sus notas históricas, escritas de una forma muy agradable. No es un libro de Historia, es un libro de viajes clásico, con recuerdos, ruinas, encuentros y soledades, citas que te llevan a otras lecturas y paisajes que te invitan a ser visitados. No es una guía y sin embargo podría ser la mejor guía de viajes para ir al norte del país Heleno.

Portada del libro editado por Acantilado

Portada del libro editado por Acantilado

Vamos a seguir sus pasos por Macedonia, así como también los pasos de Alejandro, Olimpia, Filipo y el resto de los reyes macedonios hasta la llegada de Roma. Vamos a rastrear los lugares de Aristóteles y de Eurípides así como los bosques de las bacantes sirviendo a Dionisio pero también los escenarios de Angelópoulos, las fronteras y diversidades de Tesalónica y los misterios, rezos y banalidades del Monte Athos.

Es un recorrido maravilloso que, iluminado por el encuentro con una flor de azafrán y acompañado por Harpócrates, el dios del silencio, nos hará enamorarnos otra vez del paisaje mediterráneo. Esta vez no solo del paisaje de casas blancas y mar azul sino también del oscuro del norte lluvioso, donde los caminos de Grecia se juntan con los Balcanes y la Turquía otomana. Al terminar la lectura querremos, como ella, sentarnos en un banco y sentir armonía, tranquilidad y disfrute de estar allí.

Viajes de papel. La invención del viaje de Juliana Gónzalez-Rivera

Felipe Gomez

En las primeras páginas del libro conocemos las palabras de Pascal que aseguraba que “nuestra naturaleza reside en el movimiento, la calma completa es la muerte”. Por eso somo todos viajeros. Juliana nos presenta un ensayo donde recoge su versión, como dice la segunda parte del título, de la historia de los relatos que cuentan el mundo. El libro, nos dice, lo platea como una metáfora de su propio viaje; doctora en periodismo y especialista en literatura de viaje por la Complutense, ha escrito para medios de Europa y América Latina y ha vivido en Madrid, Bogotá, Medellín, Barcelona y Estocolmo. Sabe y ha vivido lo que escribe en esta reelaboración de su tesis doctoral.

El viaje forma parte de la humanidad, siempre nos hemos desplazado, desde los itinerarios prehistóricos en competencia por el alimento hasta los éxodos bíblicos y la llegada a la luna. El libro empieza exponiendo el universo del viaje, un término que puede ser sinónimo de muchas cosas y tener infinitos significados. Un recorrido por muchos pensadores, escritores, viajeras o artistas que han ido configurando la literatura de viajes como una forma de ver y entender el mundo. Esto empezó a suceder mucho antes de que de a finales del siglo XVII, durante el Grand Tour, la burguesía europea saliera a redescubrir Italia y Grecia. Para ponernos en marcha ver y contar lo vivido, según Juliana, hemos seguido cuatro grandes motivos; buscar una recompensa, instruirnos, por placer o para escapar.

En una segunda parte del ensayo se aborda la propia historia de los relatos de viaje. Los tiempos míticos de Gilgamesh y Homero, el mundo clásico de Heródoto, Tucídides, Jenofonte o Julio César, la Edad Media y sus mercaderes, peregrinos y Guerras Santas, Marco Polo, la llegada a América, los piratas y las expediciones científicas. En definitiva la historia del viaje es la nuestra. Los viajeros y viajeras que recorrieron el mundo, nos lo contaron y nos lo enseñaron con sus propios filtros y con los de su propia época evidentemente. La lectura de sus textos nos traslada hasta allí.

Portada del libro editado por Alianza editorial

Portada del libro editado por Alianza editorial

Un largo camino el de la literatura de viajes que en este blog estamos encantados de seguir y rastrear. Parece, según termina el libro, que se trata de un género exhausto, ya quedan pocos rincones por explorar, Google nos anticipa y nos deja poco espacio al descubrimiento en el propio lugar, estamos en la era del viajero inmóvil. Un viajero que antes de viajar ha visto en fotografías, en televisión y en internet lo que va a visitar y la realidad tiene que parecerse a esas imágenes para no desilusionarse. No viaja para descubrir sino para reconocer, y su viaje empieza cuando vuelve, cuando está otra vez inmóvil.

Juliana termina asegurando que si hay crisis en el mundo del viaje globalizado, masificado y con con cierta pérdida de autenticidad hay que reinventar literatura de viajes, porque toda época histórica necesita sus viajeros. Por eso realmente no hay más crisis que en otras literaturas, solo hay que encontrar entre lo mucho editado, aquellas miradas personales que nos cuenten y nos revelen lo que está sucediendo ahí afuera.

Viajes de papel. La vorágine de José Eustasio Rivera

Felipe Gomez

En 1924 José Eustasio Rivera publicó esta novela por primera vez, un texto que modificó en las siguientes ediciones hasta la quinta de 1928 que fue la última que el pudo revisar y modificar. Las siguientes ediciones convirtieron a La vorágine en una novela clásica de la literatura colombiana y latinoamericana.

El protagonista, Arturo Cova, nos transporta hacia un largo viaje a través de los Llanos y de la Selva colombiana. Un recorrido donde tendremos la oportunidad de conocer estos lugares con descripciones minuciosas y coloridas tanto de la botánica y de la fauna como de los paisajes y de las relaciones que las personas establecen con ellos. Es un camino fascinante a través de un lenguaje maravilloso que muestra la maestría del escritor para describir y para reproducir conversaciones y donde se refleja la riqueza del castellano en la Colombia de principios del siglo XX. La lectura es posible para los profanos gracias a las notas a pie de página y al vocabulario presente en esta edición de Cátedra en su colección de Letras Hispánicas.

Portada de la Edición de Cátedra en la colección de Letras Hispánicas.

Portada de la Edición de Cátedra en la colección de Letras Hispánicas.

Antes de que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia”. Así empieza la primera parte del libro, es toda declaración del argumento, de la realidad colombiana y del trasfondo de la novela. Arturo Cova huye con su amada de Bogotá salvando una relación no consentida por la familia pero iniciando un camino de pasiones que los llevará hasta la salvaje Amazonía.

Recorreremos los Llanos situados a los pies de la Cordillera oriental, entre lo ríos Guaviare, Arauca y Orinoco. Un paisaje parcialmente inundable y de gran tradición ganadera. Los llaneros, su vacas y caballos, sus asuntos, traiciones y amoríos son los protagonistas de la primera parte de la novela. La complejidad de la historia crece a la vez que la de los personajes, en un camino que poco a poco se va revelando con menos posibilidad de retorno. Así la novela llega, en su segunda parte, a la selva. Cambia el caballo por la canoa y navegando las venas del Amazonas, Rivera y su personaje Cova, muestran el lado mas oscuro del relato; el mundo de las caucherías. Afloran las crueles condiciones de las explotaciones de caucho, la maldad, el trato hacia los pueblos originarios y la avaricia siempre con la impenetrable y poderosa Naturaleza como escenario. El relato nos conduce, al igual que Conrad y su Corazón de las Tinieblas, a lo más profundo de la Selva y de la Humanidad.

La vorágine necesita de una lectura pausada y atenta pero la recompensa es grande, por el paisaje y el paisanaje, por la propia historia pasional que actúa como eje y por la forma que tenemos de descubrir unos territorios tan potentes como los Llanos y la Amazonia.

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  • José Eustasio Rivera. La vorágine. Ediciones Cátedra. 2020