Viajes de papel. Viajes con una burra de Robert Louis Stevenson
Felipe Gomez
Esta pequeña novela ha llegado a nosotros preparando una travesía ya que en honor de este relato de Stevenson se creó hace años, en el Parque Nacional de las Cévennes, un GR que conmemora el viaje que el autor británico realizó en 1878.
Viajes con una burra por los montes de Cévennes es una auténtica delicia en la que aparentemente no ocurre nada, solamente un viaje que para la época debería de parecer una excentricidad. Que un escritor nacido en Edimburgo viajará unos días a pie por una cadena de montañas poco conocida en el centro-sur de Francia, no parecía un plan muy de fines del XIX y si además lo hacía acompañado de una burra pues mucho menos.
Aquí radica el interés del relato, más allá de las descripciones del paisaje, de los ricos encuentros en posadas y caminos o del relato de la historia pasada del territorio, que demuestran la maestría de Stevenson, la novela está recorrida por una dulce sensación del disfrute de caminar por caminar. Del placer del sendero en si y sobre todo de las noches al raso, donde nos caiga la oscuridad. Así algunos de los pasajes más hermosos los encontramos en un capítulo llamado una noche entre los pinos, donde descubrimos que hay un momento en la noche, una agitada hora, que quienes viven en las casas no conocen, en la que el influjo de alerta viaja por el hemisferio durmiente y todo el mundo allí fuera está de pie. Es la hora mágica de la noche.
El placer de esta lectura consiste en acompañar a Stevenson en este pequeño periplo, reírnos de sus avatares con Modestine, la burra a la que se le caen las alforjas porque no sabe como compensar el peso, a la que tiene que domar para lograr que remonte las veredas. Disfrutar de sus noches al raso, de las conversaciones con las gentes del lugar en las que demuestra una gran pericia, no preocuparnos si se pierde o si le engañan o no le quieren dar ayuda. Nos dejamos llevar y poco a poco lo que queremos es estar allí, caminando con él, o como mínimo y aunque sea siglo y medio después caminar esos paisajes. Es lo mágico de los buenos libros de viajes. Chapó
Robert Louis Stevenson. Viajes con una burra por los montes de Cévennes. Baile del Sol Ediciones.