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Viajes de papel. Los Alpinistas de Stalin de Cédric Gras

Felipe Gomez

El escritor francés se sumerge en la URSS en una época en la que la montaña era más que alpinismo, era una forma de representar a toda una nación, a su pueblo e ideología por muy terrorífica que fuera. Cédric Gras conoce muy bien la realidad actual e histórica de la geografía donde se enmarca su relato; la biografía de los hermanos Abalákov, posiblemente los alpinistas más famosos de la época comunista de Rusia. Nacidos a principios del siglo XX Vital y Yevgueni, sobre todo Vitali que murió en 1986, vivieron uno de los periodos mas convulsos de la historia, en una situación de asilamiento y de bloques que los impidió salir de sus fronteras pero que los impulsó a la exploración de las cordilleras del Pamir y del Tian Shan.

La historia de los dos personajes es apasionante, las gélidas conquistas y los descubrimientos alpinos van de la mano de los hechos históricos que se estaban sucediendo en la URSS, muchos de ellos traumáticos como la época del Terror, los sótanos de la NKVD y los gulags. El propio Vitali sufrió estas purgas crueles y absurdas en sus acusaciones.

El montañismo era un deporte naciente, poco a poco y en honor al comunismo y a los padres de la Patria se van coronando los picos más altos como el Pico Stalin (actual Ismail Samani), el Lenin (actual Ibn Sina), el Khan Tengri o el pico de la Victoria (actual Pobeda / Jengish Chokusu). Todos por encima de los 7000m y sumados al Pico Korzhenevskaya conforman lo que hoy se conoce como el Leopardo de las Nieves, un premio para el conquistador o conquistadora de los picos más elevados de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Portada del libro editado por Planeta en 2022

Las hazañas son memorables, temperaturas extremas, osadía de juventud, verdaderas campañas militares de conquista para homenajear y llevar el busto de Lenin hasta la cumbre. Pero el relato de Cédric va mucho mas allá de los hechos de los hermanos Abalakov como alpinistas y se sumerge en su biografía para reconstruir sus vidas y a través de ellas conocemos un poco mejor y desde otra perspectiva la historia de la URSS. Vitali y Yevgueni son parte de la historia del montañismo, de un montañismo que debido al telón de acero durante muchos años estuvo oculto. Con este relato alcanza su verdadero valor para todos aquellos que lo desconocíamos. Apasionante.

Viajes de papel. Gengis Kan y la creación del mundo moderno de Jack Weatherford

Felipe Gomez

La moderna biografía de Gengis Kan fue escrita por el historiador y antropólogo Jack Weatherford en 2004, se tradujo por Crítica en 2006 y ha sido reeditado por Ático de Libros en 2022. Es un trabajo fácil de leer, abierto al gran público y con el objetivo principal de rescatar el valor de la figura de Gengis Kan y sobre todo de la forma de organización política, cultural y social que el gobernante mongol fue configurando a medida que llegaban sus conquistas y ampliaba los territorios bajo su control.

Una figura y un pueblo ocultos y denostados por la historiografía y cultura occidentales durante muchos siglos. Las huestes de los mongoles se conocieron como los tártaros, los habitantes del infierno, que traían desgracia y muerte. Durante mucho tiempo una persona con diversidad funcional era un mongol. La versión occidental de la historia ha tardado en descubrir y revalorizar la civilización que se configuró a raíz de las conquistas de Gengis Kan.

La historia per se es impresionante, ensombrece la de personajes como Alejandro Magno o César. Desde las lejanas y duras estepas de Asía Temuyín fue capaz de aglutinar a unas tribus nómadas que llevaban siglos enfrentadas y sometidas entre si a robos, secuestros y saqueos constantes. No solo fue capaz de unificarlas sino que fue capaz de configurar un ejército invencible que en veinticinco años conquistó desde Georgia y Armenia hasta Korea. La biografía no es solo un relato de sus conquistas, estas son solo el principio para abordar lo verdaderamente sorprendente que en muchos aspectos fueron las políticas del Gran Kan. Para esto no se detiene solo en la vida del conquistador sino que el relato se extiende también a sus descensores ya que estos fueron los herederos y creadores de la Horda de Oro rusa, el imperio mogul de la India, el Ilkanato de Persia e Irán y la dinastía Yuan de China.

Portada de Ático de Libros

Las abrumadoras victorias de sus ejércitos les llevaron hasta los Balcanes, Polonia y Hungria por occidente y hasta Japón por oriente, un ejército moderno que se perfeccionaba con sus conquistas. Al igual que pasó en el ámbito militar los mongoles fueron muy ávidos de conocimiento en todas las demás ramas del conocimiento. A medida que su imperio crecía la complejidad de los territorios y la variedad de los pueblos que gobernaban era vastísima. De la conquista se pasó a un imperio comercial que controlaba el flujo de mercancías a través de la ruta de la seda, se creó una compleja economía donde se implicaban muchos tipos de monedas, sistemas de medias o de pesos. Se creó el papel moneda e incluso el gobierno tenía responsables para controlar la inflación. Se vivió un auge económico global sin precedentes que en occidente nutrió a los genoveses o venecianos que se aventuraron a participar de esta bonanza. Marco Polo siguió este camino y acabó en la corte del nieto de Gengis Kan, Kublai Kan, que fundó la dinastía Yuan y supo gobernar con acierto en la China de finales del siglo XIII.

El gobierno de un territorio tan extenso y la falta de experiencia en muchas de las áreas de conocimiento que tenían Gengis Kan y sus gentes, ya que en la estepa mongola no había ni agricultura ni comercio, hizo que fueran incorporando todo aquello de valor que encontraban en su avance, desde tecnología a cultivos o conocimientos astronómicos, médicos o filosóficos. No contaban con prejuicios ni con frenos morales, mientras en Europa o en el Califato la fe cristina y musulmana hacían política los mongoles se permitían cobijar en su corte e incluso debatir entre todas las grandes religiones y sus escisiones. Las leyes que se crearon fueron el inicio del fin del medioevo, los privilegios aristocráticos se abolían después de las conquistas y las leyes implantadas en los nuevos territorios fueron mas justas.

Fue algo efímero, ya que pocos de los descendientes de Gengis Kan tuvieron su valía, pero Weatherford rescata con acierto que la herencia de este siglo que duró la hegemonía mongola, desde principios del SXIII a principios del XIV, va mucho mas allá poniendo las bases del mundo moderno. Una lectura perfecta para abrir nuevas perspectivas a la historia y conocer mejor unos territorios tan fascinantes como los de la Ruta de la Seda.


Jack Weatherford. Gengis Kan y la creación del mundo moderno. Ático de libros

Viajes de papel. Los Búhos de los hielos del este de Jonathan C.Slaght

Felipe Gomez

El biólogo y conservacionista estadunidense Jonathan C. Slaght nos presenta una apasionante expedición secuenciada en varios años de estudio sobre el búho manchú o también conocido como el búho pescador de Blakiston. Producto de su tesis doctoral este entretenido ensayo nos lleva, un siglo después, a los territorios que Vladimir Arséniev presentó por primera vez al mundo en sus relatos, de los que Dersu Uzala fue el más famoso de todos. El entorno natural que el explorador ruso conoció ha cambiado; la caza y la pesca furtivas, la minería y sobre todo las explotaciones forestales han transformado un paisaje que aun siendo salvaje ya se presenta como un entorno controlado, donde el mundo moderno lucha, a través de las pistas forestales, con la Naturaleza por imponer sus normas. Tanto es así que la fauna salvaje se ve cada vez más arrinconada con la pérdida de su hábitat dentro de este vasto territorio. El Tigre de Amur siempre ha sido el principal protagonista de las políticas conservacionistas de Primorie, la remota región del oriente ruso enclavada en las boscosas fronteras con China y Corea del norte. Sin embargo Jonathan trabaja en la conservación de un animal maravilloso; un ave nocturna, la más grande de todas con una envergadura de hasta dos metros, que vive pescando en las orillas de los ríos salvajes de estas frías latitudes.

Portada del libro editado por Siruela em 2022

Con solo una población destacable en Japón, el proyecto de Slaght parte de cero, se conoce poco sobre este animal y hay que empezar por localizar los ejemplares existentes en el área de trabajo que se demarcan, las costas al norte de Vladivostok. El trabajo de campo se empieza en invierno y de noche, la mejor forma de localizar al búho manchú es escuchar el canto que las parejas mantienen para comunicarse en la oscuridad de los ríos helados que habitan. Poco a poco los van localizando, descubren que necesitan tramos de ríos sin helar para poder pescar o que solo anidan en viejos y enormes ejemplares de árboles muertos. En torno a ellos está la aventura de la cría y la supervivencia de esta fascinante especie.

Una vez localizados los ejemplares hay que capturarlos, instalarles receptores GPS y comenzar a analizar los datos para conocer mejor sus costumbres, sus zonas predilectas de pesca y de cría, con el objetivo de delimitar bien sus hábitats para poder realizar unas políticas conservacionistas más acertadas.

Foto Mario Nonaka en National Geographic. Un búho manchú de la subespecie Bubo blakistoni blakistoni vuela cerca de Rausu, Japón.

El relato del proceso científico está salpicado de aventuras propias del entorno en el que se realiza. Las dificultades de moverse en estos bosques, el clima extremo y la convivencia con las gentes que pueblan Primorie. Los encuentros con algunos personajes y algunas descripciones de corte antropológico revelan de nuevo, como ya hizo Arséniev, que esta tierra es realmente el mítico y lejano oriente ruso. Un lugar de tramperos, pescadores, furtivos, forajidos y alejados del sistema que se refugian o esconden en los bosques donde el manchú canta todas las noches para que todo el mundo sepa que él también es habitante de este paisaje.

Viajes de papel. El libro de la Luna de Fatoumata Kébé

Felipe Gomez

Escrito por la astrónoma y astrofísica francesa Fatoumata Kébé El libro de la Luna, historia, mitos y leyendas es un pequeño ensayo publicado con muy buen gusto por Blackie Books en 2020. La autora nos revela su vínculo con la Luna a la que ha dedicado gran parte de su vida como académica. El relato, sin embargo, mantiene un buen equilibrio entre las explicaciones científicas que en algunos casos se nos pueden escapar, pese a los intentos que tiene la autora de llegar a todo el público, y las más literarias y accesibles.

Portada del libro editado por Blackie Books

La Luna siempre ha estado allí, marcando el paso de las noches, de las estaciones y del Calendario. Está presente en todas las mitologías y cosmovisiones de la Historia así como en la literatura y en el arte en general. Foco de atracción, de admiración, para unos deidad masculina y para otros femenina. Fatoumata escribe en forma de pequeños capítulos para abordar de forma breve muchos de los puntos de vista con los que nos podemos acercar al único satélite de la Tierra, a unos 380.000 km de nosotros. A veces se echa de menos un poco más de extensión en algunos de estos capítulos que nos van acercando al origen de la Luna, sus simbologías, los eclipses, las mareas, los calendarios o a la historia de su exploración hasta la llegada de la primera nave tripulada en 1969.

Un viaje la Luna en toda regla. Ojalá el objetivo de la autora se cumpla, por lo que cuenta en este relato que también es íntimo, solo le falta aprender a pilotar para tener todo lo que se necesita para acceder a los exigentes programas espaciales.

Viajes de papel. Los senderos del mar, un viaje a pie de María Belmonte

Felipe Gomez

Este relato, escrito por la escritora bilbaína María Belmonte, nos estaba esperando desde hace tiempo. Es una obra, un libro de viajes, que transmite de una forma muy personal el hecho de viajar a pie. Mucho de lo que sentimos al realizar un viaje caminando está aquí puesto sobre el papel; este es otro de los goces de trasladarse a pie de un lugar a otro, poder percibir los cambios atmosféricos en la propia piel. Sentir la lluvia, el viento, el rocío; oler los sutiles aromas que emanan de la tierra, ver desplazarse los jirones de la niebla entre las rocas

María emprende un viaje caminando por toda la costa vasca y nos trae de vuelta un relato maravilloso para acompañarla, dan ganas de emprender el viaje, es una motivación para coger la mochila, eso que consiguen solo los buenos relatos de viaje. Es un sendero interior para ella ya que se enfrenta a los paisajes que la vieron crecer y vivir, es un camino a la curiosidad del viajero que camina pausadamente con los ojos abiertos. Entonces María nos lleva a la fascinante historia humana y geológica de la costa del mar cantábrico en el País Vasco. De la tierra y del mar, sobre el que la autora vuelve su mirada en el camino como una fuerza atractiva llena de misterios, tan desconocida pese a ocupar dos terceras partes del planeta.

Portada del libro editado por Acantilado

No hay ninguna pretensión mas allá de la del goce por el viaje a pie. Solo disfrutar del paisaje y del paisanaje. El relato, para acabar de estar aliñado con otro de nuestros ingredientes favoritos, esta sazonado de referencias al mundo clásico que cuenta con una mitología que mana de la naturaleza, de la naturaleza que María recorre en un viaje al que solo le podríamos poner un pero para haber sido perfecto, que no se haya caminado de una sola vez. Los senderos del mar es una invitación irresistible para acompañar a la autora en otros de sus viajes literarios donde siempre estará presente la filosofía del viaje a pie, que se sigue construyendo, ya desde Goethe a Thoreau, paso a paso. Un placer de lectura

Viajes de papel. Timandra de Theodor Kallifatides

Felipe Gomez

El escritor sueco de origen griego Theodor Kallifatides logra con Timandra una delicia de novela histórica. Al mas estilo clásico de Memorias de Adriano o de Yo Claudio Kallifatides se mete dentro de un personaje de gran fuerza. La perspectiva femenina de la Atenas en la época clásica de Pericles y de la Guerra del Peloponeso está muy bien descrita y hace que la protagonista, Timandra, quede construida como un personaje muy atractivo, en todos los sentidos.

Timandra ha sido educada como hetera. Una suerte de mujeres libres que durante la antigüedad ejercían como artistas, prostitutas y acompañantes en una sociedad puramente masculina donde la mayoría de mujeres no recibían educación ni poseían independencia económica y casi nunca podían conseguir poder social. Sin embargo nuestra protagonista participaba en los banquetes y está especializada en las placeres de la vida; la conversación, la danza, la música, el sexo…

Portada del libro en Galaxia Gutenberg

Detrás de su historia está el marco de la Atenas más creativa de todos los tiempos. Desde Sócrates a Eurípides o Aristófanes la sociedad se describe a través de buenos diálogos. Kallifatides consigue una buena novela histórica para conocer unos hechos que han sido narrados desde muchos puntos de vista pero casi nunca desde este.

En el centro del relato, más allá de los hechos históricos y de la vida de Timandra, está el amor como verdadero protagonista. El amor entre Timandra y Alcibíades, uno de los personajes mas potentes y controvertidos de su época, sirve como eje para exponer un tratado sobre el arte de amar, sobre su dulzura y sobre su condena. Como una fuerza que mueve el mundo y que siempre fue de gran interés para la cosmovisión de los antiguos.

  • Theodor Kallifatides. Timandra. Galaxia Gutenberg 2022

Viajes de papel. En las montañas de la Sijoté-Alín de Vladímir Arséniev

Felipe Gomez

Ya sabemos que los relatos de Vladímir son sinónimo de aventura pero también son un soplo de energía. Durante la lectura de sus libros ya sea Dersú Uzalá, por el Territorio del Ussur o este, nos sumergimos en una demostración en papel de una pasión y una energía contagiosas pero difícilmente alcanzables. Arséniev es explorador, cartógrafo, botánico, antropólogo… es el protagonista perfecto de una novela de aventuras en el lejano oriente ruso. ¿Todo esto se estudiada en Escuela de Cadetes de Infantería de San Petersburgo? puede ser, pero seguro que el tesón de este personaje fue lo que le convirtió en uno de los grandes exploradores del siglo XX. Tenerlo como jefe de expedición debía provocar tanta admiración como cansancio, siempre curioso, siempre dispuesto a conocer más, a conversar, a tomar datos cartográficos, a escribir sus diarios cuando todos dormían, a preguntar, a recoger muestras...

Si hay una cosa que nos llama la atención como viajeros a pie es el detalle de que Arséniev una vez montado el campamento donde pasar la noche, a veces después de jornadas exhaustas, casi siempre buscaba una colina, un sitio en alto para admirar la noche o el paisaje, para contemplar un lugar del que se enamoró. Toda su vida estuvo vinculada a este territorio desde que lo conoció en 1900 con 28 años. Murió allí en el año 1930 después de haber recorrido y explorado grandes extensiones entre el río Ussuri, el Amur, las montañas del Sojoté-Alín y las costas del mar de Japón al norte de Vladivostok.

Portada del libro de Península

Sus libros a veces abruman en el momento de la descripción geográfica, se echan de menos ediciones con buenos mapas, pero el día a día es tan apasionante que la lectura se hace vertiginosa. Sus viajes son a través de las estaciones; en invierno se puede ir por los ríos helados en esquís o trineos tirados por perros, después de los deshielos, en primavera y verano, se pueden navegar. La costa se puede recorrer a pie o en cabotaje. Hay que sortear la Naturaleza, el frío, las tormentas, las crecidas, el hambre, el oso y el tigre.

No hay descanso. En el camino conocemos, como si de un viaje en el tiempo se tratará, a las poblaciones de estos lugares remotos de Siberia. Como se adaptan al medio manchués, gods, udegués, chinos, rusos y koreanos… cada uno con sus creencias. Con sus presagios y sus miedos que Arséniev recoge con respeto, porque él conoce el poder de la montaña, del mar y del viento, sabe que hay fuerzas que hay que venerar y que cada pueblo lo hace de una manera.

Si nos quedamos en este momento de exploración puro la obra es una maravilla, por desgracia, como el mismo Arséniev recoge en su libro, es también el momento del cambio y conocemos de primera mano que sucede cuando dos pueblos chocan y uno está buscando explotar un territorio. Por desgracia esto es una historia ya conocida y trágica. Quedémonos con que Vladímir ya en vida luchó por la conservación de unos espacios naturales que habían permanecido prácticamente inalterados desde el inicio de los tiempos.

Viajes de papel. Viajes con una burra de Robert Louis Stevenson

Felipe Gomez

Esta pequeña novela ha llegado a nosotros preparando una travesía ya que en honor de este relato de Stevenson se creó hace años, en el Parque Nacional de las Cévennes, un GR que conmemora el viaje que el autor británico realizó en 1878.

Viajes con una burra por los montes de Cévennes es una auténtica delicia en la que aparentemente no ocurre nada, solamente un viaje que para la época debería de parecer una excentricidad. Que un escritor nacido en Edimburgo viajará unos días a pie por una cadena de montañas poco conocida en el centro-sur de Francia, no parecía un plan muy de fines del XIX y si además lo hacía acompañado de una burra pues mucho menos.

Portada de la edición catalana de
TUSHITA EDICIONS

Aquí radica el interés del relato, más allá de las descripciones del paisaje, de los ricos encuentros en posadas y caminos o del relato de la historia pasada del territorio, que demuestran la maestría de Stevenson, la novela está recorrida por una dulce sensación del disfrute de caminar por caminar. Del placer del sendero en si y sobre todo de las noches al raso, donde nos caiga la oscuridad. Así algunos de los pasajes más hermosos los encontramos en un capítulo llamado una noche entre los pinos, donde descubrimos que hay un momento en la noche, una agitada hora, que quienes viven en las casas no conocen, en la que el influjo de alerta viaja por el hemisferio durmiente y todo el mundo allí fuera está de pie. Es la hora mágica de la noche.

El placer de esta lectura consiste en acompañar a Stevenson en este pequeño periplo, reírnos de sus avatares con Modestine, la burra a la que se le caen las alforjas porque no sabe como compensar el peso, a la que tiene que domar para lograr que remonte las veredas. Disfrutar de sus noches al raso, de las conversaciones con las gentes del lugar en las que demuestra una gran pericia, no preocuparnos si se pierde o si le engañan o no le quieren dar ayuda. Nos dejamos llevar y poco a poco lo que queremos es estar allí, caminando con él, o como mínimo y aunque sea siglo y medio después caminar esos paisajes. Es lo mágico de los buenos libros de viajes. Chapó

Viajes de papel. Revista Salvaje

Felipe Gomez

En su web se definen como “una revista trimestral en papel que te quiere sacar al campo, revindicar la riqueza de nuestra naturaleza y de nuestros pueblos, queremos que sueltes el móvil y te des cuenta de que muchos de nuestros problemas como la ansiedad, el estrés o la soledad de la crianza vienen de haber perdido nuestras raíces…

Nos van a contar esas historias increíbles que ocurren lejos de la ciudad para que apreciemos la riqueza de nuestro paisaje. Historias que rara vez se cuentan en otros medios. Llevábamos tiempo detrás de ella, mucho hemos tardado ya que no ha sido hasta este número 11 que nos hemos sentado para disfrutar de su lectura, así, sin prisa. Vaya que lo hemos hecho, una edición muy cuidada en redacción, maravillosa fotografía, calidad del papel, dibujos delicados, el diseño mimado, vamos, un gusto para la lectura.

Así en este número 11, de portada tan llamativa, hemos conocido la realidad del Lobo, del debate que levanta desde siempre y tan de actualidad desde que ha dejado de ser especie cinegética más al sur del Duero. Conocimos a HolaPueblo y a la gente que camina aparentemente hacia atrás en la vuelta al campo pero que muy posiblemente dan los primeros pasos hacia una nueva vida en un entorno más amable. En Huelva trepamos en un reportaje fotográfico a los copas de los pinos para recolectar sus perlas conociendo el antiguo oficio para conseguir el preciado piñón. Hay más, si, nos presentan también a un misterioso personaje, la sabia del pueblo, una curandera a la vieja usanza que desde Carratraca, en la sierra de Málaga, curaba cuerpo y mente a las personas que muchos días hacía cola en su casa. Dolores se llamaba.

Una redacción antropológica, con entrevistas y muchos puntos de vista, para que disfrutemos pensando en lo que leemos. Además, por si todo esto fuera poco, hay una selección de relatos fantástica, breves y que te vuelan la cabeza, para sacarte de la zona de confort, para conocer mejor la realidad de nuestro paisaje y para buscar en su historia las realidades de hoy. Nos saca al campo de una forma inteligente.

Bravo, bravo, si todos los números son así ya estamos tardando para la subscripción. Un lujo que se apueste por esto, en papel, para leer con tiempo, para disfrutar cada página. Gozada de revista que además te da una recetas de licores y no te enseña a destilar por que es ilegal que si no..

Viajes de papel. La estética del Polo Norte de Michel Onfray

Felipe Gomez

El filósofo francés Michel Onfray nos lleva hasta la tierra de los Inuit en un viaje pendiente con su padre. Un libro al que tal vez pueda ser difícil entrar pero que realmente es una pequeña joya. A nivel personal Michel presenta la relación con su padre, un trabajador del campo en Normandia, una persona dura, muy trabajadora y silenciosa que ha pasado la mayor parte de su vida al aire libre como agricultor. Michel cumple el deseo de su padre cuando este responde a la pregunta de a donde te gustaría viajar diciendo que al Polo Norte.

Entonces Onfray despliega todo su arte para describir de forma poética el duro entorno del Gran Norte. Partiendo de la geología, la realidad mineral que marca y define el paisaje de la tierra de los esquimales, va completando todas las piezas que componen el hábitat de este pueblo. El frío y el viento que marcan el clima, la luz y sus largos periodos de ausencia o presencia, así como el vasto espacio donde solo las culturas adaptadas desde tiempos lejanos pueden sobrevivir. Un pueblo que no mide el tiempo y que no tiene textos históricos porque duerme cuando es de noche o hace mal tiempo, sale a pescar o cazar cuando hay luz y hace bueno y mantiene viva su historia de forma oral, transmitiendo el saber de generación en generación.

Portada del libro editado por Gallo Negro

Una sociedad que fue quebrada por la conquista, desprovista de su lengua, evangelizada y sedentarizada de forma forzosa en unas anodinas aldeas prefabricadas. Una realidad con un duro porvenir en una tierra que habitaron desde siempre y que está siendo corrompida por las políticas extractivistas de Canadá y EEUU. Una historia que tristemente ya conocemos en otros muchos territorios. Así la nueva e impuesta sociedad, que vive de las subvenciones, está más pendiente de la TV y de la moda occidental que de volver a su pasado, porque este fue roto y aniquilado por lo que algunos llaman civilización.

El anclaje al mundo pasado que habitaba la vasta naturaleza del Polo Norte son las personas mayores, las que guardan memoria del inuit cuando este era libre, luchaba y convivía con un paisaje con una habilidad extraordinaria y protegido también por su panteón politeísta.

Para nosotros la novela se resume muy bien en el encuentro crucial entre el padre de Onfray y el guía de su viaje al Polo Norte, Pauloosie, también un anciano y respetado hombre en la comunidad Inuit. Sin poder hablar, comunicándose por ese silencio de la gente de campo, surge un entendimiento perfecto. Que harmoniza con el frío paisaje. Porque, tal vez, no todo tiene que ser dicho y así en la despedida de estos dos hombres “un simple apretón de manos, sin efusividad, sin petulancia, les sirvió seguramente, para intercambiar sus energías, para compartir su emoción”.