Viajes de papel. Por quién doblan las campanas de Hemingway
Felipe Gomez
La lectura de Hemingway siempre la tuvimos atascada, no sabemos muy bien el motivo. Tal vez por el personaje en si, tan exagerado. El caso es que, a parte de sus Adiós a las armas y El viejo y el mar que siempre estuvieron presentes, esta obra sobre la Guerra Civil nos llegaba constantemente desde muchos frentes. El hecho de estar ambientada en Guadarrama hace que muchos de los lugares de nuestros paseos estén impregnados de la memoria de Por quién doblan las campanas.
La trama está ubicada en los bosques de Valsaín, entre el Puerto de Navacerrada, controlado por la República y la Granja, línea de frente de los sublevados. Una tierra de nadie donde el protagonista, Robert Jordan, de origen americano y combatiente del ejército republicano, se adentra para cumplir una misión junto a una banda de guerrilleros. Como especialista de explosivos tiene el objetivo de destruir un puente para evitar la contraofensiva durante el ataque a Segovia.
La novela refleja tres días en los que el inglés, como le llaman todos, organiza la operación y conoce la forma de vida de los guerrilleros atrincherados en una cueva. Conoce a Pablo, el líder alcohólico y acobardado de la banda, a su mujer Pilar, el personaje más potente del relato, y al resto de miembros donde no podía faltar el gitano, un tópico. Otro tópico y tal vez lo que más desentona de la novela es la relación que tiene con María, una joven refugiada con la banda después de una experiencia traumática con los fascistas.
Hemos tenido que pasar por alto estos detalles, que casi nos tumban al inicio de la lectura, de los personajes de María y Rafael así como la perfección hollywoodiana del protagonista. Se ha llegado a decir que Robert Jordan es el único de los personajes de Hemingway que sabía más que él. Ha sido fácil hacerlo por la capacidad descriptiva del escritor, no en vano Premio Nobel en 1954. La novela tiene momentos grandiosos; la explicación de olor de la muerte, el relato del ajusticiamiento de los poderosos de un pueblo levantado en armas, la fiesta del torero tuberculoso, la nevada y la llegada de los jinetes navarros. Son más de 600 páginas de aventura enmarcada en los pinares del Guadarrama, donde se reflejan muchas de las miserias de la España de la época y de la crueldad de la guerra.
Cuentan que el periodista norteamericano se inspiró en el Batallón Alpino durante el abril de 1937 cuando se encaminó, como reportero de guerra, al Real Sitio de San Ildefonso, en la vertiente segoviana de la Sierra, para cubrir el ataque republicano. La Novela, publicada en 1940 y adaptada al cine con Gary Cooper e Ingrid Bergman, vendió medio millón de ejemplares en pocos meses y en gran medida sirvió para dar a conocer el conflicto español y la presencia de las Brigadas Internacionales en la contienda.
Los amantes del Guadarrama además tenemos el aliciente de jugar a ubicar mentalmente en que parte del paisaje pensamos que está transcurriendo la acción. Un novelón en toda regla, fantástico.
Ernest Hemingway. Por quién doblan las campanas. Debolsillo. Penguin Random House