Acónito (Acontium napellus)
Felipe Gomez
Las plantas venenosas siempre suelen llamar la atención, más aún las carnívoras. Siempre pensamos en lugares exóticos para encontrarlas y sin embargo aquí, en nuestras montañas, podemos encontrar una de las más mortíferas del planeta, el Acónito o matalobos, como se la conoce popularmente en algunos lugares del Pirineo aragonés.
Crece en zonas montañosas de Europa, salvo en aquellas de influencia mediterránea, y se extiende por oriente hasta el Himalaya, donde tiene una pariente aún más letal. Florece en verano, unas flores acapuchonadas de color azul-morado y generalmente aparece en pies aislados llegando a alcanzar en ocasiones un metro de altura. Crece entre las grandes hierbas de los claros del bosque, junto a los arroyos y también en las zonas húmedas entre los pastos. Entre los 1500 y 2000 metros de altitud. En El Pirinero conviven 5 especies de acónitos, dos de ellos con la flor amarilla, A.anthora y A.vulparia.
La peor parte está en la aconitina, el alcaloide principal de la planta, que se encuentra en raíces, tallos y hojas. Se trata de una sustancia altamente tóxica de la que bastan entre 1 y 2 miligramos para matar a un ser humano en menos de una hora.
En el Alto Aragón se ha empleado como veneno para el hombre. El último caso conocido se juzgó en 1954 en la Audiencia de Huesca. Vive varios años, secándose en otoño y brotando en primavera. Debido a su toxicidad siempre es respetada por el ganado e incluso plagas de saltamontes que han arrasado laderas enteras (como atestiguó Javier Barbadillo en 1985) no se atrevieron con ella llegando antes a devorarse los unos a otros.
Curiosamente, siempre por vía extrena, la aconitina se ha utilizado con usos medicinales debido a su acción sobre el sistema nervioso como antipirético, antitusivo y descongestionante.
Sin duda una planta esbelta y bella que siempre nos llamará la atención cuando la encontremos florecida. Muchas veces aparecerá solitaria como invitando a ser tomada en ramos, unos ramos mortales.
Bibliografía
Francisco Javier Barbadillo Salgado. Flores del Pirineo. Editorial Pirineo. 1998.
Luis Villar Perez et álii. Plantas medicinales del Pirineo Aragonés y demás tierras oscenses. Diputación Provincial de Huesca / Instituto Pirenaico de Ecología, 1992.