Viajes de papel. Historias de bellas montañas de Ramón Portilla.
Felipe Gomez
El significado de estos post de viajes de papel está en el hecho de poder conocer lugares y vivir las aventuras que otras personas tuvieron la fortuna, o la desgracia a veces, de buscar y encontrar. Poder, en la comodidad de nuestro sofá, revivirlas y al mismo tiempo alimentar las nuestras propias.
Ramón Portilla, en su último libro, es un perfecto exponente de este arte de viajar leyendo. Historias de bellas montañas, editado por Desnivel, empieza con un capítulo llamado Me gustan los libros, donde reconoce su pasión por ellos como un elemento inspirador y de ensoñación. Acumula muchos, tantos como expediciones y vivencias, tantos que está esperando, según él nos cuenta, a que sus rodillas no aguanten más para acabar de leerlos frente a la chimenea, acompañado de una buena copa de vino.
Es toda una declaración. Nos encontramos ante un libro de aventuras, más que ante el relato de simples actividades deportivas en la montaña. Portilla deja ver en este libro, y en el anterior de Las Siete Cumbres, que él es un viajero, un montañero apasionado que se inspira en las obras de los que le precedieron y en sus propios sueños. Por eso conquistó las siete cumbres más altas de la Tierra, porque detrás había un trasfondo romántico que solo los aventureros saben encontrar. Por eso le hubiera gustado lucir en su chaqueta la insignia del Leopardo de las Nieves ("como conquistador de los picos más altos de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) no para fanfarronear de ello (o si, pero solamente delante de sus amigos Juanjo y Sebas) sino porque detrás hay una historia, una pasión, algo misterioso.
Por eso, por ser un aventurero de barrio, por haber podido ser cordada de Corto Maltesse si este hubiera sido montañero en vez de marinero, Ramón escoge de entre todos sus recuerdos, como si de amantes de tratara, las historias de sus montañas más bellas. Todo un regalo viniendo de alguien que ha visto y ha oído hablar de tantas.
Así nos presenta de forma viva, mezclando la historia de las primeras conquistas con sus propias peripecias, montañas desde el Viejo Continente europeo a las lejanas cordilleras del Himalaya o el Thien Shan, los Andes o el Monte Kenia. Conocemos paisaje y nos emocionamos en saber todo lo que hay detrás y que convierte al alpinismo, o así debería entenderse, en algo que va mucho más allá del deporte. Por eso Ramón puede disfrutar de la misma manera coronando alguna de sus hermosas montañas que de la estampa de la caravana de camellos que acarrea su material, a través del Xinjiang chino, hasta la cara norte del K2.
Es un relato emocionante para las personas aficionadas a la montaña, para los viajeros y las viajeras que también disfrutan con las aventuras de papel. Es el camino de toda una vida de pasiones donde la gente que le acompaña es igual o más importante que el paisaje recorrido.
Una historia de amistad y de amor por las montañas donde el autor sobrevive y regresa para sentarse, para escribir y trasmitir el porqué de esta selección, porque estas montañas y no otras. Tal vez no pueda hacerlo, así como es difícil saber porque nos enamoramos de alguien, lo que si hace es hacernos disfrutar con su vida aventurera. Una vida de montañas donde muchas veces la preparación de mapas y lecturas previas, la expedición y la compañía fueron más gratificantes que la conquista en sí.
Bibliografía
Ramón Portilla. Historias de bellas montañas. Editorial desnivel