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Viajes de papel. El árbol de John Fowles

Felipe Gomez

El novelista británico John Fowles (1926-2005) presenta con este pequeño ensayo, titulado El árbol, sus reflexiones sobre la interpretación de la Naturaleza. Durante todo el texto el autor contrapone de una forma ágil dos visiones de la Naturaleza, del bosque, del árbol como su mejor exponente. Una recogida dentro del hortus conclusus, dominada y clasificada por la ciencia de Linneo y que Fowles personifica en el huerto de manzanos que su padre cuido con esmero durante años en el jardín trasero de su casa, situada en un suburbio de la desembocadura del Támesis a pocos kilómetros de Londres. Frente a esta visión ordenada se nos presenta la Naturaleza como algo Salvaje, onírico, que el hombre, pese a sus esfuerzos, nunca podrá comprender, clasificar y dominar totalmente.

El arte y la Naturaleza son hermanos, podemos estudiarlos, pero lo que transmiten a cada uno es algo incuantificable y nunca igual, es una experiencia en cierta medida mística, irracional.

Frente al ordenado huerto de manzanos Fowles presenta como contrapunto el bosque de Wistman, bosque milenario situado en Dartmoor, Inglaterra, en las laderas del río West Dart. Lugar mágico de Druidas, donde las leyendas europeas sitúan a los perros Wisht, venidos del infierno para cazar por la noche, a través de los páramos, almas perdidas y viajeros desprevenidos. Para Fowles este lugar es la Ur de los Bosques.

Wistman woods. Foto de Steven Marks

Wistman woods. Foto de Steven Marks

En este bosque los robles, Quercus robur, tienen unas pautas que "difieren completamente de las conductas habituales de los especímenes normales de su especie", que pese a estar en un entorno característico de las glaciaciones cuentan con "particularidades paradójicamente tropicales ya que cada rama se muestra densamente cubierta de otras plantas".

Es aquí donde nos quiere llevar Fowles durante todo este interesante ensayo; "La Naturaleza, al igual que la humanidad, está hecha de pequeñas excepciones, de entidades que, de alguna manera, no se ajustan a la regla general".

Por eso entender a la Naturaleza es tanto una ciencia como un arte. Un arte entendido como un acto personal que en cada uno dejará una impronta única difícilmente representable en ninguna de las artes conocidas ("ni por medio de la pintura, ni de la fotografía, ni de las palabras, ni siquiera por medio de la propia ciencia")

Portade del libro editado por Impedimenta, 2015.

Portade del libro editado por Impedimenta, 2015.

Bibliografía